¿Qué es el control continuo de transacciones?

Publicado: 2022-02-08

La transformación digital es ahora un fenómeno transversal en el contexto social y económico actual. Así lo demuestra el hecho de que no hay un solo sector que no haya sido tocado por este cambio y que no tenga que lidiar con las nuevas tecnologías, tanto en el sector privado como en el público.

Por otro lado, tanto las Administraciones Públicas nacionales como las instituciones internacionales (europeas y no europeas) se ven cada vez más en la tesitura de tener que adoptar tecnologías específicas para adaptarse a los cambios de los sectores financieros y, sobre todo, para facilitar su trabajo. más eficaz, eficiente y fiable.

Desde este punto de vista, el Control Continuo de Transacciones es un perfecto ejemplo de cómo la innovación digital puede cambiar el enfoque de la Administración Pública para un tema especialmente sensible como es el control y la gestión fiscal de las distintas actividades económicas.

Por otro lado, el Control Continuo de Transacciones también representa un desafío considerable que cada país debe enfrentar y superar a su manera, ya que la implementación de nuevas soluciones digitales como esta no siempre es fácil y debe lidiar con resistencias internas , retrasos estructurales en el desarrollo, y la falta de habilidades específicas para el uso de ciertas herramientas.

Esto se suma a que la digitalización muchas veces implica ampliar el marco de referencia operativo, que ya no es solo nacional, sino que requiere armonización con otros países.

De hecho, si bien la tecnología digital hace que el mundo sea más pequeño al facilitar las operaciones y transacciones que cruzan fronteras, también hace necesario desarrollar sistemas y plataformas uniformes con los que interactuar, independientemente de los países involucrados.

Es precisamente este aspecto uno de los más problemáticos en el Control Continuo de Transacciones , especialmente en Europa.

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Control continuo de transacciones: el cambio global en la gestión de ingresos

EESPA (la Asociación Europea de Proveedores de Servicios de Facturación Electrónica) define el Control Continuo de Transacciones como una forma de informe o liquidación basada en transacciones, en base a las facturas realmente emitidas o un subconjunto de la factura.

En otras palabras, el Control Continuo de Transacciones es una herramienta digital desarrollada y adoptada por algunos estados que hace más efectiva la lucha contra el fraude y la evasión fiscal y reduce la brecha en el cálculo del IVA durante la facturación.

El Control Continuo de Transacciones, sin embargo, es solo la “última milla” de un camino que muchos países vienen siguiendo desde hace un tiempo para hacer más eficiente el control de las transacciones nacionales e internacionales y prevenir comportamientos fraudulentos en la etapa de facturación o declaración de impuestos.

De hecho, siempre ha habido problemas estructurales con esta actividad.

Además, tal y como tradicionalmente se concibe, el mecanismo de control y liquidación de impuestos pone en una posición difícil a las autoridades de control, ya que la regularidad de las transacciones sólo puede verificarse a posteriori, ya que hay que esperar el informe del contribuyente antes de poder actuar, si es necesario.

Sin embargo, esto es un problema en muchos sentidos.

En primer lugar, actuar 'tarde' significa que las autoridades tienen que emplear más recursos para recuperar la información relevante mediante la reconstrucción de movimientos y transacciones retrocediendo en el tiempo.

En segundo lugar, muchas veces la verificación puede depender de informes elaborados por los propios contribuyentes, cuyos informes son naturalmente limitados, abarcan solo un período determinado y, por lo tanto, imponen a las autoridades un “límite” de verificación que no es fácil de extender al exigir documentos que no siempre son disponible.

Finalmente, este tipo de enfoque dificulta mucho la prevención y limita la intervención de las autoridades a una posterior verificación y, eventualmente, a una actividad sancionadora.

Para superar estos “problemas”, las autoridades han emprendido (como se mencionó) un camino de innovación que ha llevado a la adopción de algunas soluciones digitales que pronto se volvieron compartidas.

Piénsese, por ejemplo, en la obligación de la facturación electrónica, que tras un camino que se inició con el Decreto Legislativo 127/2015 en desarrollo de la ley delegada de Reforma Fiscal, finalmente se introdujo en Italia, primero para las transacciones realizadas con la Administración Pública y luego también para aquellas entre particulares.

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Los datos al servicio de la eficiencia

Este tipo de medidas se enmarca de lleno en el marco funcional y conceptual del Control Continuo de Transacciones, ya que aprovecha la transformación digital para mejorar la eficiencia, eficacia y calidad de los servicios públicos.

En este sentido, juegan un papel fundamental las plataformas digitales y los sistemas de gestión en la nube que garantizan a las autoridades encargadas (como el Servicio de Impuestos Internos) la posibilidad de recopilar una gran cantidad de datos a los que pueden tener acceso rápido en cualquier momento.

Pero lo más importante es que estos datos se obtienen prácticamente “en vivo”, al mismo tiempo que se emite la factura o en un momento inmediatamente posterior.

Los sistemas de Control Continuo de Transacciones permiten recopilar y, en su caso, extraer la información más relevante a través de una reconocida plataforma digital donde se registran y actualizan las transacciones en tiempo real, y que reporta todas las actividades de una determinada empresa.

Más allá del componente técnico, lo interesante es la novedad del enfoque: se abandona un enfoque estático y las autoridades de control pasan a ser parte proactiva del proceso, realizando actividades de verificación y cobranza con mayor rapidez y eficacia.

Es fácil creer que, así como la facturación electrónica ha tenido un efecto positivo en términos de ingresos, los sistemas de Control Continuo de Transacciones pueden sacar a la luz ingresos ocultos por fraude y evasión, transformando una opción de política fiscal en una oportunidad para generar ingresos para del Estado y, al mismo tiempo, menor presión fiscal, desencadenando así un círculo virtuoso.

No todo es tan simple como parece

Si bien las ventajas de un sistema de Control Continuo de Transacciones son innegables, se debe recalcar que la obtención de este tipo de beneficios es todo menos sencilla, ya que la implementación de tecnologías CTS es un problema mayor al que se debe hacer frente.

Si es cierto que todos los países europeos, y no solo, han apostado fuertemente por la adopción de soluciones digitalizadas para mejorar la eficiencia de la gestión tributaria, optando en muchas ocasiones por sistemas de Control Continuo de Transacciones, también es cierto que este proceso ha sido muchas veces discordante y descoordinado.

En lugar de seguir un plan único y compartido de transformación digital en este ámbito, cada estado europeo ha preferido preservar su propia “soberanía fiscal” realizando diferentes intervenciones, a veces desorganizadas y en todos los casos diferenciadas entre países, a veces dando pasos avanzar o preferir retrasar o retrasar la implementación de acuerdo con los intereses políticos nacionales.

Esto ha sido posible porque a nivel internacional no existe un verdadero marco de referencia tecnológico, administrativo o legal sobre el cual todos puedan moverse y adoptar las mismas medidas.

El resultado de este desorden es claro: si bien la digitalización ciertamente tiene efectos positivos a nivel nacional, cuando las transacciones se trasladan a nivel internacional, el riesgo es no contar con sistemas adecuados de control y verificación.

Peor aún, esta desarmonía también representa una importante desventaja competitiva, ya que hace más compleja la realización de transacciones entre países de diferentes áreas, haciéndolos en consecuencia menos “atrayentes” a favor de otros que puedan atraer inversiones con mayor facilidad.

Los principios de la armonización necesaria

Para abordar esta situación compleja, que podría socavar los beneficios de los sistemas de control continuo de transacciones, la Cámara de Comercio Internacional ha desarrollado una lista de principios que deberían ayudar a que la implementación de los modelos CTC sea más uniforme.

Primero, sin embargo, se debe hacer una premisa.

La Cámara de Comercio Internacional (ICC) es una organización privada que representa a todos los sectores de la actividad empresarial en todo el mundo y trabaja para “promover la inversión, la apertura de mercados de bienes y servicios y la libre circulación de capitales”.

Por lo tanto, a pesar de ser una organización privada, la CCI tiene una autoridad absoluta reconocida en todo el mundo, lo que le permite, entre otras cosas, elaborar políticas y establecer normas uniformes para el comercio internacional a las que deben ajustarse todos los demás países.

Por lo tanto, los principios de armonización enumerados para los sistemas nacionales de Control Continuo de Transacciones no son un ejercicio teórico, sino una indicación muy estricta que todos los países deben cumplir.

Entrando en detalle, la CCI establece que cualquier implementación de soluciones nacionales de CTC debe respetar los siguientes valores:

  1. Equilibrio : cada sistema debe lograr un equilibrio entre la necesidad de aumentar la eficiencia de la recaudación de impuestos y el objetivo de mantener un crecimiento alto y constante;
  2. Eficiencia : las soluciones adoptadas deben garantizar la máxima armonización, interoperabilidad, continuidad y confiabilidad, destinadas tanto a los actores del sector público como privado.
  3. Comprensibilidad : todos deben poder comprender exactamente las razones y los beneficios proporcionados por los sistemas de Control Continuo de Transacciones;
  4. Cooperación : las verificaciones realizadas a través de los sistemas CTC deben basarse en un marco legal común y en un régimen de cumplimiento cooperativo para que cualquier cambio se produzca sin alterar el marco general de armonización;
  5. Transparencia : los requisitos, plazos y procedimientos operativos previstos por el propio sistema de Control de Transacciones con Clientes deben ser comunicados a las autoridades pertinentes de tal manera que sean comprensibles para todos (en este sentido, puede ser necesario elaborar un plan claro y completo). guía);
  6. Privacidad : todos los datos que las autoridades u operadores del sector reciben o manejan a través de los sistemas CTC están y deben estar siempre protegidos por la normativa internacional vigente para salvaguardar la privacidad, protección y seguridad de los datos. Además, los controles continuos no significan controles invasivos.
  7. Principio de menor impacto y no discriminación : obviamente, la aplicación e implementación de los sistemas CTC debe realizarse no solo de conformidad con los principios enumerados anteriormente, sino también asegurando que las medidas no causen discriminación entre los proveedores de servicios residentes y no residentes. En otras palabras, debe asegurar una competencia lo más justa posible para que las tecnologías se desarrollen libremente y respondan a las necesidades de cada país.

Control Continuo de Transacciones: un reto de futuro

Estos principios, si bien no son vinculantes, son esenciales para garantizar que todos los países puedan llevar a cabo una implementación lo más orgánica y armoniosa posible.

Pero, por supuesto, los principios no son suficientes: desarrollar e implementar un sistema de Control Continuo de Transacciones es una tarea que dista mucho de ser simple, lo que seguramente llevará mucho tiempo y comprometerá a la mayoría de los países en un futuro cercano.

Después de todo, basta pensar que México, uno de los primeros estados en avanzar hacia la adopción de soluciones CTC, tardó casi 10 años en completar esta transformación decisiva y aún planea apostar por mejoras en sus tecnologías en los próximos años.

Esto significa que CTC será un desafío que ocupará un lugar destacado en las agendas de todos: se estima que las principales economías emergentes y la mayoría de los países plenamente industrializados seguirán este camino al menos hasta 2030 , año en que se estima que un se alcanzará un nivel aceptable de madurez y conciencia.

Por otro lado, es impensable renunciar a un reto de este tipo, dados los grandes beneficios que aporta este tipo de innovación.

Trabajo unido para un resultado único

Precisamente porque el objetivo a perseguir no es en modo alguno obvio y hay mucho en juego, la implantación de un sistema eficaz de Control Continuo de Transacciones no puede preocupar únicamente a la Administración Pública.

Las mismas autoridades internacionales deberían moverse para facilitar la adopción de regímenes CTC proporcionando disposiciones marco o tomando medidas para imaginar una infraestructura digital europea compartida a la que referirse.

Se ha trabajado, especialmente desde el punto de vista de la consultoría y la colaboración con algunos socios técnicos para comprender el estado del arte e imaginar posibles intervenciones.

Sin embargo, la consultoría y la colaboración no son suficientes; las empresas también deben adelantarse, aprovechando la aceleración de la transformación digital en los últimos años para implementar soluciones fintech (como los sistemas digitales de cumplimiento tributario) para estar preparados cuando tengan que lidiar con los nuevos requisitos de un sistema CTC.